Iglesia y religión
Crítica à Missa de Paulo VI no Diário de Navarra: pede seu fim
Comentário:
Sintomática crítica do redator do "Diário de Navarra" à Missa de Paulo VI... quando o outono se aproxima na Europa, e os esperados decretos do Vaticano serão publicados.
Marcelo
Morcilleros
Diario de Navarra (Viernes, 5 de septiembre de 2003)
EL teatro, por su cuna, está íntimamente ligado a la liturgia religiosa y, ya desde un principio, ejerció una influencia decisiva en ella. La teatralidad de las ceremonias religiosas hizo que en la Edad Media la comunión de fieles viniese a constituir una prolongación de la asamblea de espectadores. En cierta ocasión yo escribí que el teatro sacro y la liturgia cristiana fueron decisivos para que el dogma y los misterios de fe pervivieran, pues uno y otra supieron presentar ante los ojos del pueblo un magnífico libro de imágenes. En el siglo XVI, cuando el dominico Antonio Ghislieri accedió al solio pontificio con el nombre de
Pío V, uno de los puntales de que se sirvió para aplicar la Reforma tridentina fue la introducción del Missale romanum y establecimiento de un conjunto de rítos y ceremonias que, teatralmente hablando (dicho esto con todo respeto), eran modélicos. Mirando el presbiterio como si de un escenario se tratara, asombraba la perfección conseguida en las compensaciones escénicas, la exactitud en el movimiento de los personajes, la belleza que irradiaba la "acción dramática".Gracias a ello se conseguía una fuerte proyección de todas y cada una de las secuencias (escenas o rúbricas) en un todo único que revalorizaba lo misterioso y lo sagrado de la "representación" llevada a cabo. El
Concilio Vaticano II trajo consigo nuevo espíritu litúrgico y todo eso fue sustituido por unas rúbricas de tan pésima concepción y conocimiento teatrales que no es raro precipite la faceta litúrgica del "espectáculo" a una verdadera ruina. A lo largo de su dilatada historia, cada vez que el teatro ha pasado por momentos de poco fuste (bien por falta de autores o falla en sus libretos, bien por declive en la concepción argumental) han proliferado los "morcilleros". En el argot teatral "morcillero" es el actor, normalmente mal actor, que tiene el vicio de añadir palabras o cláusulas de su invención a las del papel que representa. Aunque destroza el texto y confunde a los otros actores suele creerse "un genio de la interpretación" y jamás repara en que sus añadidos nada aportan (salvo disgusto) porque suelen acabar deslizándose hacia lo insustancial cuando no hacia lo chabacano.Es preocupante que el
"morcillero" haya encontrado también lugar en las ceremonias religiosas. Hoy existe un buen número de sacerdotes que improvisan de mala manera oraciones, fervorines y añadidos, llegando a salpicar la celebración del Santo Sacrificio de la Misa hasta con tres homilías (una al principio, otra la que puede estar prevista de antemano y otra más al final), recreándose además en infumables cláusulas de su invención que meten a calzador en el Canon.Alguien debería tomarse en serio este asunto
y poner pronto remedio, porque, si los "morcilleros" espantan al público en el teatro, en la iglesia espantan a los fieles y eso ya son palabras mayores. ¿O no?Para citar este texto:
"Crítica à Missa de Paulo VI no Diário de Navarra: pede seu fim"
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/esp/imprensa/igreja/igreja20030905_1/
Online, 30/10/2024 às 04:32:30h