Movimiento por la Vida
Carnicería infantil
Cristina L. SCHLICHTING
En España se abortan fetos de seis, siete, ocho meses a los que se inyecta «digoxina» en el corazón, una sustancia que les provoca la muerte por parada cardíaca.
Un feto de de seis, siete, ocho meses sobrevive sin ayuda exterior aunque se provoque el parto, de ahí la necesidad de matarlo previamente y aplastarle la cabeza para que pueda salir (de otro modo habría que recurrir a una cesárea). Una vez despedazado, se extrae del útero.
No lo digo yo, lo dice el doctor Carlos Morín, de la clínica E.M.E.C.E de Barcelona, en declaraciones grabadas con cámara oculta por la televisión pública danesa DR. Una reportera de la cadena, embarazada de 3 meses, acudió al centro convenientemente disfrazada y allí le ofrecieron quitarle el «bulto». En las imágenes sale Morín explicando que la cosa es fácil y legal y que está acostumbrado a recibir clientes de Francia, Gran Bretaña, Holanda, Alemania e incluso Australia. Es una carnicería repugnante, impropia de seres civilizados. Los lectores se preguntarán cómo es posible.
Bueno, tenemos tres supuestos de aborto legal: violación, malformación del feto o peligro para la vida de la madre. Cada uno tiene plazos distintos: 12 semanas si la madre ha sido violada, 22 si el feto presenta taras y sin límite de fecha si hay peligro «psíquico o físico grave» para la madre. Este tercer supuesto se ha convertido en un coladero. No hay controles del Ministerio de Sanidad, nadie comprueba el estado de la madre y la consecuencia es que ha florecido un negocio abortero de dimensiones internacionales.
Como repugna al sentido común matar a un feto desarrollado, son mayoría los médicos de la seguridad social que se niegan. En consecuencia hacen su agosto negocietes privados donde tres batas y pintura blanca tapan la sordidez de un pingüe mercadeo con vidas humanas. Ni derecha ni izquierda quieren hacer frente a esta realidad, pero una criatura no puede ser troceada ni aplastada en España sólo porque miremos todos hacia otro lado. Ni siquiera hay que cambiar la ley. Basta con que se inspeccione su cumplimiento, porque un embarazo no deseado no es un «peligro grave».
Para citar este texto:
"Carnicería infantil"
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/esp/veritas/vida/carniceria_infantil/
Online, 22/11/2024 às 14:55:53h