Mundo
Jornalista espanhol acusa o Clero
Luis Fernando Pérez Bustamante
El porqué España ha dejado de ser católica
Luis Fernando Pérez Bustamante - www.forumlibertas.com/Cartas de los lectores - 26/11/2004
Creo que cada vez es más evidente que la raíz de los males que aquejan a nuestro país no es de orden político sino religioso y moral. La Iglesia Católica (desde los cardenales hasta el último laico), y con ella la sociedad española, ha fracasado estrepitosamente en estas tres últimas décadas a la hora de mantener una serie de valores éticos y morales propios de una sociedad cristiana como elementos de referencia en el comportamiento de la clase política y como factores fundamentales en la creación de la opinión pública.
Por supuesto hay mucha más responsabilidad en los pastores del rebaño que en las ovejas, pero los laicos no podemos hacernos los "suecos" como si lo ocurrido en todo este tiempo no fuera con nosotros. Un día nos hemos despertado todos y nos hemos dado cuenta que España ya no es católica, no es cristiana. Las cifras de bautizados, todavía muy grandes, sólo pueden engañar a quienes quieren seguir poniéndose una venda en los ojos.
La clase política de este país no es sino el reflejo de la sociedad. Ya está bien de quejarnos de que sufrimos una persecución, de que los socialistas son muy, pero que muy malos y que tal y que cual... Persecución es la que tuvieron los cristianos que eran arrojados a los leones, la que tuvieron nuestros antepasados más cercanos hace algo menos de un siglo o la que sufren hoy en día nuestros hermanos en China y países musulmanes.
No, lo que ahora vemos no es la persecución martirial que, según las Escrituras, sería el resultado de vivir piadosamente en Cristo Jesús (2ª Tim 3,12), sino más bien es el fruto de lo que hemos sembrado. No nos persiguen porque somos testigos de Cristo sino porque renunciamos a ser verdadera sal del mundo, echándonos en brazos de una espiritualidad tibia, comodona y casada con lo "políticamente correcto".
Por eso tenemos los gobernantes que nos merecemos y si no se produce un cambio radical, que en estos momentos considero milagroso, todavía los tendremos peores en un futuro inmediato. Como dijo hace unos días Alfredo Montovano, subsecretario de Interior del Estado italiano, en una conferencia ante chavales de la Facultad de Humanidades del San Pablo CEU, España está siguiendo exactamente el mismo camino que Holanda, que se ha convertido en el país europeo con una sociedad más desestructurada, xenófoba y hedonista, donde el aborto, la prostitución, el consumo de drogas y la eutanasia incluso de niños está a la orden del día.
En este sentido, habrá incluso ingenuos nostálgicos de tiempos pasados que puedan pensar que ha sido el régimen democrático quien ha traído todo esto. No es así. Esto lo ha traído la dejación que la Iglesia ha hecho de su función de Madre y Maestra. Se convirtió en una Madre que ha malcriado a sus hijos permitiéndoles toda clase de caprichos y aceptando que recibieran enseñanzas corruptas por parte de un clero desastrosamente formado junto con un laicado más preocupado por vivir una espiritualidad puramente pelagiana en la que la acción social y asistencial ha sido idolatrada dejando a un lado la vida espiritual, sacramental y piadosa. Y mientras eso no cambie, no habrá nada que hacer.
Esta generación a la que pertenecemos es la que, hasta ahora, ha conseguido lo que nadie consiguió en siglos y siglos: arrancar a Cristo del alma de España. O lo que es lo mismo, matar a España. Porque España, o es cristiana o no es. Se nos pedirá cuentas por ello si es que demostramos ser incapaces de revertir el camino que hemos emprendido.
Cualquiera que me lea dirá que exagero y que generalizo demasiado. Es posible. Toda generalización suele ser injusta y estoy seguro que durante todo este tiempo han habido muy buenos cristianos. Pero casi estoy por decir que son la excepción que ha confirmado la regla de un pueblo que lleva demasiado tiempo rondando la apostasía cual bufón traidor a su Rey que canta alegremente sin reparar en que va camino del cadalso.
Por supuesto hay mucha más responsabilidad en los pastores del rebaño que en las ovejas, pero los laicos no podemos hacernos los "suecos" como si lo ocurrido en todo este tiempo no fuera con nosotros. Un día nos hemos despertado todos y nos hemos dado cuenta que España ya no es católica, no es cristiana. Las cifras de bautizados, todavía muy grandes, sólo pueden engañar a quienes quieren seguir poniéndose una venda en los ojos.
La clase política de este país no es sino el reflejo de la sociedad. Ya está bien de quejarnos de que sufrimos una persecución, de que los socialistas son muy, pero que muy malos y que tal y que cual... Persecución es la que tuvieron los cristianos que eran arrojados a los leones, la que tuvieron nuestros antepasados más cercanos hace algo menos de un siglo o la que sufren hoy en día nuestros hermanos en China y países musulmanes.
No, lo que ahora vemos no es la persecución martirial que, según las Escrituras, sería el resultado de vivir piadosamente en Cristo Jesús (2ª Tim 3,12), sino más bien es el fruto de lo que hemos sembrado. No nos persiguen porque somos testigos de Cristo sino porque renunciamos a ser verdadera sal del mundo, echándonos en brazos de una espiritualidad tibia, comodona y casada con lo "políticamente correcto".
Por eso tenemos los gobernantes que nos merecemos y si no se produce un cambio radical, que en estos momentos considero milagroso, todavía los tendremos peores en un futuro inmediato. Como dijo hace unos días Alfredo Montovano, subsecretario de Interior del Estado italiano, en una conferencia ante chavales de la Facultad de Humanidades del San Pablo CEU, España está siguiendo exactamente el mismo camino que Holanda, que se ha convertido en el país europeo con una sociedad más desestructurada, xenófoba y hedonista, donde el aborto, la prostitución, el consumo de drogas y la eutanasia incluso de niños está a la orden del día.
En este sentido, habrá incluso ingenuos nostálgicos de tiempos pasados que puedan pensar que ha sido el régimen democrático quien ha traído todo esto. No es así. Esto lo ha traído la dejación que la Iglesia ha hecho de su función de Madre y Maestra. Se convirtió en una Madre que ha malcriado a sus hijos permitiéndoles toda clase de caprichos y aceptando que recibieran enseñanzas corruptas por parte de un clero desastrosamente formado junto con un laicado más preocupado por vivir una espiritualidad puramente pelagiana en la que la acción social y asistencial ha sido idolatrada dejando a un lado la vida espiritual, sacramental y piadosa. Y mientras eso no cambie, no habrá nada que hacer.
Esta generación a la que pertenecemos es la que, hasta ahora, ha conseguido lo que nadie consiguió en siglos y siglos: arrancar a Cristo del alma de España. O lo que es lo mismo, matar a España. Porque España, o es cristiana o no es. Se nos pedirá cuentas por ello si es que demostramos ser incapaces de revertir el camino que hemos emprendido.
Cualquiera que me lea dirá que exagero y que generalizo demasiado. Es posible. Toda generalización suele ser injusta y estoy seguro que durante todo este tiempo han habido muy buenos cristianos. Pero casi estoy por decir que son la excepción que ha confirmado la regla de un pueblo que lleva demasiado tiempo rondando la apostasía cual bufón traidor a su Rey que canta alegremente sin reparar en que va camino del cadalso.
Para citar este texto:
"Jornalista espanhol acusa o Clero"
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/esp/imprensa/mundo/espanha_no_catolica/
Online, 22/11/2024 às 14:52:55h