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Cuba: el Lobo y los Pastores celebran encuentro "constructivo y amistoso"

Por Armando F. Valladares
 
El 16 de noviembre pp., para consternación de los fieles católicos, el dictador Fidel Castro recibió en audiencia, seguida de una cena de confraternización, al nuncio apostólico, Mons. Luigi Bonazzi, junto con todos los obispos católicos de Cuba, encabezados por el presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de La Habana, cardenal Jaime Lucas Ortega y Alamino. El encuentro -según la versión dada por el periódico Granma, órgano del Partido Comunista de Cuba (PCC), y retransmitida por agencias internacionales- se produjo para "conmemorar" el 70o aniversario de "relaciones diplomáticas ininterrumpidas" entre la Santa Sede y Cuba
 
De acuerdo con dicha fuente comunista, hasta ahora no desmentida por la parte eclesiástica, el Lobo y los Pastores celebraron el encuentro en un "ambiente constructivo y amistoso". En realidad, difícilmente podría esperarse un desmentido, si se considera ese enigmático acercamiento eclesiástico con el régimen cubano a lo largo de las décadas, en que el régimen, siguiendo la ideología y aplicando las estrategias marxistas, persiguió metódica, sistemática e institucionalmente a los católicos en la desdichada isla. Sobre la génesis y desarrollo de este proceso, sugiero la lectura de los documentados libros "Dos décadas de progresivo acercamiento comuno-católico en la isla cárcel del Caribe" y "Cuba comunista después de la visita papal", publicados respectivamente por las entidades Cubanos Desterrados, en 1990 y Por la Libertad de Cuba, en 1998 (para recibir estos libros gratuitamente, por e-mail, los interesados pueden escribir a: EnviarGratuitamenteEstosLibrosPorE-Mail).
 
A comienzos de noviembre pp., la revista "Palabra Nueva", de la Arquidiócesis de La Habana, cultivando ese clima "constructivo" realzado por el diario Granma, había dado un nuevo paso al afirmar que en Cuba el "bien común de la sociedad" es un "punto de convergencia para el Estado y la Iglesia"; con lo cual creaba condiciones propicias para profundizar la convergencia comuno-católica en Cuba.
 
En efecto, decir que entre el comunismo y el catolicismo existe un "bien común" convergente, constituye una aberración: ¡como si en Cuba el Estado comunista no sustentase en la teoría y no trabajase en la práctica, desde hace casi 47 años, para obtener diametralmente lo contrario del bien de la sociedad civil y de los católicos!
 
La reciente cena del Lobo con los Pastores cubanos es un paso más en ese doloroso proceso de acercamiento entre el implacable perseguidor de los católicos, destructor de la sociedad cubana, por un lado, y los máximos representantes de la Iglesia cubana, sumados al representante de la Santa Sede en Cuba, por otro. Hace pocos días, me vi en la obligación de conciencia de comentar los elogios del cardenal italiano Tarcisio Bertone a Fidel Castro, por ocasión de la visita que, acompañado del nuncio apostólico, le hiciera en La Habana.
 
Después de citar esas declaraciones -publicadas por fuentes insospechadas como el periódico "Avvenire", órgano del episcopado italiano- manifesté que resulta particularmente doloroso para los fieles católicos cubanos ver a un Pastor ir al encuentro del Lobo, y posteriormente elogiarlo casi como si fuera un inocente Cordero. Añadí que, más grave aún, es la enigmática continuidad de la política de mano extendida del Vaticano y de altas figuras eclesiásticas hacia el tirano del Caribe, durante más de tres décadas (cf. "Cardenal Bertone-Cuba: el Pastor 'bendice' al Lobo", agencia Destaque Internacional, Oct. 27, 2005
 
En cierto sentido, el mayor sustento psicológico y publicitario del régimen en estas casi cinco décadas de dictadura tal vez haya sido el proveniente de filas eclesiásticas, en nivel internacional y nacional, habiendo contribuido ciertas altas personalidades de la Iglesia, valiéndose del prestigio de sus cargos, a debilitar las naturales "barreras de horror" de las personas de bien con relación a la dictadura castrista (cf. "El pedido de perdón que no hubo: la colaboración eclesiástica con el comunismo", Diario Las Américas, Miami, Mayo 22, 2000).
 
Este sustento episcopal a Castro es grave para el pueblo cubano, porque ha contribuido sustancialmente a prolongar los días de opresión y miseria de millones de mis compatriotas. Pero también es grave para toda Latinoamérica, por donde los tentáculos castristas continúan extendiéndose, animando a la izquierda revolucionaria, desde la Venezuela de Chávez; pasando por los países andinos, a través de movimientos seudo "indigenistas"; por Brasil, inspirando a los autodenominados "sin tierra"; y por el resto de los países del continente mediante redes articuladas en torno del Foro Social Mundial.
 
Los eclesiásticos que han contribuido, de una u otra manera, por acción u omisión, para debilitar y hacer caer esas "barreras de horror" con relación al comunismo castrista, tienen una enorme responsabilidad no sólo ante el pueblo cubano y latinoamericano, sino también ante la Historia y, sobre todo, ante Dios.
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Armando F. Valladares, ex preso político cubano durante 22 años, fue embajador norteamericano ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Ginebra, durante los gobiernos Reagan y Bush; es autor del libro-testimonio "Contra toda esperanza", donde narra su vida en las cárceles castristas.

    Para citar este texto:
"Cuba: el Lobo y los Pastores celebran encuentro "constructivo y amistoso""
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/esp/imprensa/mundo/20051130/
Online, 22/12/2024 às 21:07:33h