Iglesia y religión

España se queda sin curas: los que fallecen duplican a los que se ordenan

Martes, 28 de febrero 2006

La revista cristiana 21rs denuncia en su número del mes de marzo que España se queda sin curas. No hay relevo para los actuales sacerdotes. Los jóvenes no quieren ser funcionarios de lo sagrado y la institución, profundamente clericalizada, se resiste a buscar otras alternativas, como la del sacerdocio de la mujer o la de los curas casados”.

            La revista aporta, nun amplio reportaje de José Manuel Vidal, datos concluyentes: “España cuenta todavía con 18.000 sacerdotes diocesanos, pero los que fallecen duplican a los que se ordenan. No se garantiza ni siquiera el reemplazo generacional”.
 
            Además, “la edad media del clero es de 67 años y el 40% tiene más de 75.” La consecuencia que extrae la revista es lógica: “Dentro de diez años, el número de curas quedará reducido a la mitad”.
 
            Si los curas son “pocos y viejos”, la situación de frailes y monjas no es más halagüeña. “Las congregaciones religiosas han perdido más de 50.000 miembros desde el final del Vaticano II (1965)”.
 
            Por ejemplo, “los jesuitas han perdido en todo el mundo más de 15.000 sacerdotes desde los años 50, un 40% de sus efectivos. Y los franciscanos , un 24% desde mediados de los 70. Y lo mismo ha pasado entre las congregaciones femeninas. Por ejemplo, las Hijas de la caridad han disminuido un 38% desde 1974. La media de edad de los religiosos españoles es de 68 años. Conventos cerrados y monasterios vacíos. Y los pocos que quedan abiertos se mantienen gracias a las ‘monjas importadas’ de Asia, Africa o Latinoamérica”.
 
            Y las nuevas generaciones se muestran reacias a entregarse de por vida a una vocación tan exigente. “Las vocaciones al sacerdocio han descendido un 25% en los últimos 15 años. Los seminarios españoles tienen 1.481 aspirantes a curas, mientras en 1990 había 1.997 seminaristas. Además, el 25% de los seminaristas abandona y ocho de cada cien son extranjeros. Más de la mitad de los seminarios españoles corre el riesgo de cerrar. En Vitoria no tienen ni un solo seminarista desde hace tres años. Y en todo el país hay más de 15 seminarios con menos de 5 seminaristas”.
 
            La revista explica que, según los autorizados estudios de la Fundación Santa María, “el sacerdocio es para los jóvenes el oficio de menor utilidad social, después de la carrera militar”. Y es que “vivir como un cura, ya no es sinónimo de buena vida. 600 euros al mes de media no dan para mucho”.
 
            Además, “el celibato y el compromiso para siempre asustan a las jóvenes generaciones. Y a los padres les llena de orgullo que les salgan hijos ingenieros, pero siempre que no sea para construir el Reino de Dios”. Como dice el obispo emérito de Vic, monseñor Guix, “para ser sacerdote hoy en día hay que tener agallas”.
 
            Y sin curas no se pueden atender las parroquias. “Escasean tanto los curas y los candidatos a sustituirlos que entre el 10 y el 15% de las parroquias ya no tienen párroco”.
 
            Para paliar la escasez de clero “la iglesia, poco dada a la autocrítica, se resiste a revisar el actual modelo de cura y cae en lo que los antropólogos llaman ‘campanerismo’, el síndrome que impide ver más allá del campanario de la parroquia o de la torre de la catedral”.
 
            Como señala el teólogo Jesús Martínez Gordo, “con la resistencia al cambio de modelo, la Iglesia corre el riesgo de ser un residuo desechable, difícilmente reciclable y condenado a una irrelevancia tan dulce como segura y mortal”.
 
            “Y lo máximo que se les ocurre a los obispos es buscar parches” : reunificando parroquias, concentrando a los curas, haciendo que éstos no se jubilen y continúen prestando sus servicios incluso cumplidos los 75 años.
 
            O echan mano de los reservistas de Dios”, como Manuel Villa, que “tiene 4 hijos y 12 nietos y se ordenó como párroco hace 12 años, al quedarse viudo”. O de las religiosas-párrocos, como las dominicas de Pesoz (Asturias). O de los diáconos permanentes casados, como Fernando Martínez Sabroso. O de lacios comprometidos, como Victoria Ferré, “la capellana del Pirineo”. O de los curas importados, como el rwandés Isaías Niyonsaba, que lleva 13 años en Navarra o el polaco Slawomir Harazimowicz, que lleva seis en la diócesis de Segovia.
 
            Cualquier cosa con tal de “no oír hablar de alternativas que cuestionen el actual modelo clerical”. Por ejemplo, el sacerdocio femenino. Aunque algunos dentro de la Iglesia, como el ex vicario general de San Sebastián, José Antonio Pagola, lo tienen claro: “La desigualdad de género en la Iglesia es una asignatura pendiente. Si la Iglesia no quiere desaparecer, tendrá que optar por el sacerdocio femenino”.
 
            O los curas casados, “más de 15.000 sólo en España”. Como dice el cura casado, Julio Pinillos, “el binomio curas-laicos está destinado a desaparecer, porque es un modelo agotado”.

    Para citar este texto:
"España se queda sin curas: los que fallecen duplican a los que se ordenan"
MONTFORT Associação Cultural
http://www.montfort.org.br/esp/imprensa/igreja/20060228_1/
Online, 22/12/2024 às 21:25:05h