Polémicas

Faltan curas
PERGUNTA
Nome:
Paulo Sergio Ferraz Arruda
Enviada em:
01/01/2004
Local:
Londrina - PR, Brasil
Religião:
Católica
Idade:
57 anos
Escolaridade:
Universidad Incompleta
Profissão:
Aposentado


Con relación al comentario del amigo, referente al documento (encíclica Ecclesia de Eucharistia), en el cual se refiere al Ministro de Eucaristía encargado de distribuir la sagrada Eucaristía, quiero decir al amigo Orlando que, según la necesidad de la comunidad no hace falta el ministro, pero ni todas las parroquias tienen curas suficientes para distribuir la eucaristía a los fieles. Soy ministro de Eucaristía por muchos años, o, si quieres, Ministro Extraordinario de Comunión y, actualmente, coordino la formación de Ministros de mi Diócesis (Londrina).
Soy miembro de la coordinación Arquidiocesana de Ministros de Eucaristía y creo que existe la necesidad de personas preparadas para ese trabajo y para llevar la eucaristía a los enfermos.
Los ministros se someten a un curso de por lo menos 40 horas para que puedan hacer ese trabajo con la formación adecuada.
RESPOSTA

Muy estimado Paulo Sergio,
Salve Maria!
 
     Me agradó muchísimo su respetuosa misiva, a pesar de nuestra profunda divergencia de posición.
     El Papa Juan Pablo II recién condenó, como abuso y error la expresión “Ministro de Eucaristía” al mostrar como está errada cuando se la aplica a laicos ya que insinúa que los que distribuyen la comunión son lo mismo que los únicos y verdaderos ministros de Eucaristía, que son los sacerdotes ordenados.
     Ese error fue introducido luego del Vaticano II, en la moda de igualar sacerdotes y laicos en el anhelo de democratizar y tornar más protestante la Iglesia.
     Todos modernistas, que tanto influenciaron los textos del Vaticano II introdujeron formulas ambiguas, de las cuales nacieron muchos errores. Hasta quisieron abolir el celibato.
     Para lograrlo más fácilmente, propusieron la ordenación de hombres casados. Sería una etapa para después abolir el celibato.
Decían que era una medida para sanar la falta de vocaciones.
     La ordenación sacerdotal de personas casadas facilitaría la abolición del celibato, pues como se iba a saber si una persona fue ordenada después de casada o si se casó después de ordenada.
     ¿Sería un casado ordenado o un ordenado casado?
     Al mezclar café y leche, es difícil saber si se puso café en la leche o leche en el café.
     Gracias a Dios, a pesar de la enorme presión de los “’Medios” contra la Santa Sede, los Papas no consintieron en la ordenación de personas casadas y, mucho menos, en abolir el celibato sacerdotal.
     A propósito, vea usted como vivimos en tiempos posconciliares muy raros:
 
     Hoy quieren que se casen los curas:
          Pero que los casados tengan el derecho del divorcio
          Que los novios hagan pareja sin el casamiento en la Iglesia;
          Pero que los homosexuales se casen en la Iglesia.
 
     En realidad, solo se quiere violar la ley de Dios y profanar los sacramentos.
 
     ¿Quién dirige esa campaña contra la Iglesia, contra Dios y su santa ley?
 
     Al no conseguir abolir el celibato y al insistir en la propaganda de igualdad entre sacerdote y laico- que niega el sacramento de la Orden – los modernistas difundieron la distribución de la comunión por laicos y laicas.
     Se introdujo y se entronizó el abuso de los Ministros Extraordinarios de Eucaristía. Título que el Papa Juan Pablo II recién abolió, en buena hora.
     En el proyecto original del decreto Redemptionis Sacramentum, ese abuso era completamente abolido y proscrito.
     Se cuenta que fue la intervención del cardenal Kasper – modernista y por lo tanto hereje, pues él niega que Cristo haya resucitado o que hizo milagros- y de sus seguidores modernistas, quien ha exijido y logró el mantenimiento de los Ministros Extraordinarios de Eucaristía con otro nombre: Ministros Extraordinarios de Comunión.
     Se evitó el error doctrinario mayor, gracias a Dios, pero se mantuvo el abuso práctico de igualar las manos de un lego con las manos consagradas del sacerdote.
     Por supuesto la excusa es la falta de sacerdotes para atender el sin número de comuniones actuales.
     Hoy, pocos van a la misa.
     Pero todo que va a la misa comulga.
     Ese hecho sería muy bueno.
     El problema es que casi todos comulgan sin confesión, sin que estén en ayuno eucarístico y, en muchos casos, sin que sepan a  Quien reciben en la hostia consagrada.
     En las iglesias, casi nadie se confesa.
     El Papa ordenó que se recolocasen los confesionarios.
     Pocos padres obedecieron.
     Cada cual hace lo que quiere.
     Nadie obedece el Papa, pues se cree en la igualdad.
     Cuando dije a un cura, en una pequeña ciudad del interior de São Paulo, que el Papa ordenó la recolocación de los confesionarios y prohibió la remisión colectiva- comunitaria- el cura me respondió que quien daba las órdenes en Brasil era la CNBB1, no el Papa.
     Yo le dije que la Iglesia era monárquica y que el Papa era la suprema autoridad de la Iglesia.
     Él me contestó que la Iglesia no era monárquica.
     Para ese cura, la Iglesia era democrática.
     No se necesitaba obedecer el Papa.
     Pero, pobres de los que no aceptasen su opinión.
     Pobres de los que no obedezcan la CNBB, que no recibió la llave de los cielos.
     En nombre de la democracia se desobedece gravemente al Papa, pero se impone la tiranía de un simple cura o de una casi anónima CNBB (¡eso cuando no se impone la dictadura de una señora “gerente de parroquia”!).
     La prueba más flagrante de la desobediencia total al Papa está hoy, en la absoluta indiferencia de los Obispos y curas que no acatan y no hacen caso de lo que el Papa Juan Pablo II decretó en el Redemptionis Sacramentum.
     Las escandalosas misas-show fueron condenadas y prohibidas, pero siguen por toda parte, en el Brasil y en el mundo.
     Vivimos en nuestro entorno un  cisma silencioso pues nadie se importa con lo que dice el Papa.
     Cisma silencioso, sí.
     Silencioso pues nadie proclama la desobediencia al Papa.
     Cisma, sí, pues en la práctica no se obedece en nada al Papa y se vive como si él no existiera o como si no hubiese la necesidad de obedecer sus decretos.
     Por supuesto, me dirá usted, los Ministros Extraordinarios de Comunión- nombre que no les he dado- serían necesarios por falta de curas.
     Los vicarios son muy ocupados…
     Pero tienen tiempo para acompañar la telenovela de las ocho.
     Muchos tienen tiempo para la playa.
     En una ciudad de Minas, me dijeron que algunos curas, en la víspera del carnaval, que avisaron al pueblo que durante el tiempo de la fiesta la iglesia estaría de puertas cerradas pues se iban al baile de Poços de Caldas que era más animado.
     ¿Y los enfermos en los hospitales?
     Pocos hospitales ven a un cura.
     ¿Y la enseñanza de la religión en las escuelas estaduales?
     No existe.
     Prácticamente no existen clases de catecismo en muchas parroquias. ¿Y como existirían si se niega el valor de la doctrina?
     Un cura de São Paulo me dijo que hay sacerdotes que no saben ni al menos la formula de remisión sacramental y que si no tienen el folleto de la misa- esos horribles folletos dominicales- no saben rezar la Misa.
     Enseñé por casi 40 años en escuelas estaduales, vi solo dos veces a curas que daban clases de religión.
     Sería mejor que nos las diesen.
     Gracias a Dios, dieron pocas.
     Desistieron rápidamente de sus clases falsamente joviales, llenas de jergas y chistes repetidos, viejos y tontos, de sus clases sin Dios y sin fe.
     Uno de esos curas proyectaba slides pornográficos como si fueran para dar educación sexual para los alumnos…
     Ese pobre cura huyó con una muchacha de su parroquia. Hecho que no le impidió de- luego que retornó de… la “luna de miel”- seguir como Ministro de Eucaristía, en los domingos, en su ex parroquia, aunque estuviese de pareja y después de dejar las vestimentas sacerdotales.
     El otro cura que dio-una o dos- clases de religión, pronto desapareció. Pero no sin dejar un mal consejo en un caso de robo.
     Los curas no tienen tiempo…
     Los curas son pocos…
     ¡Los santos curas sí, son pocos!
     Desafortunadamente, son pocos.
     Anchieta y Nóbrega eran pocos para tantos indígenas en una tierra inmensa. Pero Anchieta los convirtió y tuvo todavía tiempo para escribir autos para que los indígenas representaran; tuvo tiempo de organizar la lucha contra los protestantes que habían invadido el Rio de Janeiro; tuvo tiempo de escribir una gramática de la lengua tupí; tuvo tiempo, cuando fue hecho rehén de los tamoios, de escribir un poema para la Virgen María.  
     Y vea que Anchieta no viajaba en avión de Santos hasta São Paulo ni de São Paulo hasta el Rio y al Espírito Santo. Se iba a pie. Él que tenía una grave torcida en la columna vertebral. Él no tenía ni INSS2. Iba a pie en medio a matas, fieras y antropófagos…
Anchieta era solo uno, aquí, en el Sur.
     Pero hacía milagros.
     Faltaban curas en el Brasil de aquellos tiempos.
     Pero Anchieta era un cura santo.
     Nos faltan curas santos, no solamente curas.
 
     El diablo declaró que si hubiesen dos curas como San Juan María Vianney, en el siglo XIX, su reino estaría perdido.
     Por eso San Juan María Vianney fue nombrado por la Iglesia como modelo para los sacerdotes.
     ¿Quién lo imita?
     San Juan María Vianney confesaba el pueblo hasta 20 horas por día. En el confesionario.
     ¿Quién lo imita?
     San Juan María Vianney comía 3 papas cada 15 días.
     ¿Quién lo imita?
     San Juan María Vianney se flagelaba hasta que sangrase.
     ¿Quién lo imita?
 
     Realmente, hoy faltan curas.
     Desafortunadamente faltan curas.
     Curas como Anchieta, San Juan Bosco y San Juan María Vianney.
     Hoy, infelizmente, tenemos curas conocidos por nombres en diminutivo (curas en diminutivo).
     Curas que en vez de cargar la cruz de Cristo,  llevan al cuello- ¡Y en la Iglesia! ¡Y en la Misa!- una guitarra. Y cantan canciones ridículas y profanas. ¡Y piensan que son artistas!
 
     Desafortunadamente.
     Hoy tenemos curas a quien les gustan los focos y cameras de televisión…
 
     Faltan Curas.
     De hecho, faltan verdaderos curas.
     No que eses curas en diminutivo, de bermudas y guitarra al cuello, que mascan chicles no sean curas ordenados. La desgracia es que son realmente curas.
     Pero no son santos.
     Ni siquiera piadosos.
 
     Usted me dice que coordina “ la formación de Ministros en toda mi diócesis (Londrina) y que es parte de la coordinación Arquidiocesana de los Ministros de Eucaristía”.
     Creo en su buena gana y le deseo las gracias de Dios por su esfuerzo.
     Pero le pido que vea cuantos equipos, coordinaciones, comisiones, conferencias, planos, pastorales, proyectos, reuniones de la región leste 2, del norte 3, cuantas animaciones, TVs, cuanta burocracia, cuantos papeles, cuanta verborrea, cuantos largos manifiestos, pesados y indigestos, escritos en lengua eclesial, editados por la Vozes, Paulinas, Paulus, etc existen con resultado nulo, cuando no negativo.
     ¿Quién se acuerda de la Campaña de la Fraternidad de 1998 u otra?
     ¿Y, qué significa para Dios la Campaña de la Fraternidad por las Aguas?
     Nada.
     ¿Y qué significa esa campaña para el pueblo?
     Nada.
     Mañana será olvidada.
     Amigo, las aguas pasan y las Campañas de la Fraternidad pasan y se quedan olvidadas más rápido que las aguas y que la brisa que no deja huellas.
     Eso todo se disipa como el humo.
 
     ¿Para qué entonces, Ministro Extraordinario de Comunión?
     ¿Para que el cura se quede sentado mientras laicos y muchachas distribuyen la hostia consagrada?
     ¿Para que una “gerente de parroquia” lea la Epístola de San Pablo a los Gálatas?
     ¿Para que el cura se quede sentado, mirando el momento de vanidad que propició a una parroquiana que poco sabe leer y que piensa comprender la teología paulina que el propio cura no comprende, porque jamás la estudió en el seminario?
 
     Y sigue la “gerente de parroquia” ufana, proclamando:
 
     ¡Epístola de San Pablo a los Gálatas! Hermanos…
 
     Mientras los Gálatas, en el cielo, pídenle a Dios la venganza.
 
     ¡Amen! ¡Amen! ¡Veni Domine!
 
     ¿Para qué se habla de una “realidad de la comunidad” si una parroquia no es, jamás fue y no podrá ser una “comunidad” en el verdadero sentido de la palabra?
     Comunidad existe en un convento o en un monasterio, en donde haya voto de pobreza.
     ¿Me equivoco?
 
     ¿En los conventos y monasterios no existe más el voto de pobreza?
     En una parroquia no hay voto de pobreza. En una parroquia las cosas no son comunales, Gracias a Dios, ni deben ser.
     Hay un abuso, hoy, de la palabra comunidad, y cuando se abusa de las palabras ellas se desquitan con la realidad.
     Necesitamos de curas realmente dedicados, sacrificados. Como Nuestro Señor.
     Él no organizó una Regional del Leste 2 ni una Comisión para Conversión de los Gentíos.
 
     Cuando fue levantado, atrajo todo para Si.
 
     Jamás los santos se preocuparon con planos y burocracias como si la vida de la Iglesia pudiera ser planificada como un programa de gobierno o la producción de una fábrica.
     Seguro que la acción de los santos tenía un plan racional, pero el fundamental no son solo los planos- muy naturalistas- pero la gracia sobrenatural, la oración.
 
     Faltan curas sí.
     Faltan curas de fe y oración.
     Faltan curas que sepan que 12 apóstoles conquistaron el mundo. Con fe, oración y la sangre del martirio.
     Faltan santos.
     Faltan mártires.
     Qué Dios le haga uno de ellos.
 
In Corde Jesu, semper
Orlando Fedeli.



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